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«Porque un buen mezcal no se toma, se besa…»

El mezcal no se toma a sorbos, debe disfrutarse con pequeños besos.

A diferencia de otro tipo de bebidas; el mezcal debe ser degustado con pasión, ya que este no es hecho para cualquier tipo de paladar. Solo los paladares mas perceptibles ante esta bebida sagrada, saben lo que es gozar de un buen momento como lo es tal cual un beso.

Un buen mezcal como esté, debe servirse en un caballito mezcalero de buen tamaño; a continuación, se acerca a la punta de los labios y se alcanza a percibir ese aroma único que solo esta bebida tiene. Se le da un pequeño beso, y se despierta ese sabor ahumado, que se siente desde los labios, hasta la garganta y te incita a besarlo nuevamente.

Es una bebida fuerte, con presencia, que a la vez tiene su magia. Por lo cual, se disfruta lenta y apasionadamente, como un buen beso.

LEYENDA DEL BESO ETERNO

Cuenta una leyenda que todo comenzó poco después de la creación de la tierra, los dioses creían que a los humanos les hacía falta algo más que alimentos y el conocimiento que les habían dado para cosecharlos, un regalo que les provocara alegría y despertara sus espíritus.

Es entonces que el joven Quetzalcóatl se transformó en Ehécatl, el viento cósmico, logrando escabullirse una noche al lado de la hermosa diosa Mayahuel, quien vivía en el cielo y era poseedora de una planta mágica que podía ser al mismo tiempo hogar, alimento, bebida y vestimenta. Sin embargo, Mayahuel era prisionera de su abuela Tzitzímitl, un demonio celestial cuyo propósito era impedir cada día la salida del sol.

Quetzalcóatl sedujo a Mayahuel y la convenció de escapar con él para repartir alegria entre los mortales, y ella, aun sabiendo el terrible castigo que le depararía si llegaban a atraparla, aceptó.

En el trayecto hacia la tierra, la pareja se enamoró profundamente el uno del otro y se juraron amor eterno; la abuela de Mayahuel pronto se dio cuenta de su ausencia y, acompañada por un grupo de demonios, dio caza a los fugitivos.


En un intento por ocultarse, los dioses amantes se fundieron en un «Beso Eterno» y tomaron la forma de un árbol de dos ramas. Pero Tzitzímitl logró reconocer cuál rama era su nieta y, arrancándola con despiadada ira, la repartió como alimento entre sus compañeros, quienes la devoraron en el acto. Devastado, Quetzalcóatl enterró los restos de su amada y de éstos brotaron tiempo después las primeras plantas de Agave las cuales dan origen al mágico Mezcal.

El Origen


En 2020 tras años de buscar un Mezcal que se acercara a la perfección que imaginábamos debía tener una bebida tan majestuosa, surge Mezcal Beso Eterno, el primer Mezcal de la Familia Villa Madrazo, mismo que abre sus puertas  a la producción de la familia.

Beso Eterno es elaborado respetando los procesos tradicionales de más de 3 generaciones; en su cuidadosa creación el Maestro Mezcalero Ambrosio Martínez Blas es el responsable de convertir el Agave Espadín en una maravillosa bebida digna de los Dioses.

Beso Eterno

En el Valle de Oaxaca, se acompaña a los santos difuntos al panteón, el 2 de noviembre y se vierte el último trago encima de los sepulcros, para que las ánimas vayan bien despedidas. Es parte importante en todas las fiestas: se cuenta entre los regalos cuando hay petición de novia, bautizos, velorios y fiestas patronales. El mezcal y las bebidas fuertes se reparten y se intercambian en tequios (trabajo comunal voluntario y gratuito) y veladas, y se bebe ofreciendo a las cuatro direcciones, o metiendo el dedo y ofrendando estas gotas a la tierra. A diferencia de la cerveza, el tepache o chicha, éste es el licor ritual, ceremonial y de la vida civil de muchos pueblos indígenas del país.

Beso Eterno Sal

El mezcal se produce en casi todos los lugares de México donde hay agaves. Son famosos los mezcales norteños y los de Oaxaca, de hecho Santiago Matatlán, en Oaxaca, es considerada la capital mundial del mezcal. De esa impresionante región proviene el mezcal artesanal joven As de Piedra, el cual posee un aroma ahumado sutil y cuenta con un extraordinario balance entre minerales, madera y agave cocido, con finos detalles herbáceos. 

Beso Eterno

«Para todo mal mezcal, para todo bien también»

Dicho popular

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